miércoles, 3 de junio de 2009

Vacíos...por qué?

Justo ayer, y en medio de un almuerzo donde estuvimos gratamente acompañadas (pero no comprendidas), una colega de la vida y los blogs, lanzó una pregunta que supo a debate: ¿que hace a una persona ser vacía? Un silencio de milésimas de segundos, comentario salvavidas al aire, y como es la norma, las respuestas se hicieron esperar y nunca llegaron.
Mi circuito alterno marcó ON, y mientras continuamos las buenas maneras sociales, se armó la primera fase (la mental) del debate: basándonos en aquella frase (tan usada por mi colega de la vida y los blogs) de que 'la culpa nunca llega al piso' podemos decir que una persona es vacía fruto de la ausencia de valores, de los padres ausentes que no tienen tiempo de enseñarle a sus retoños que es ser una persona, de la iglesia, del bombardeo de los medios, de la superficialidad del mundo, de la juventud, de la brutal competencia de todos los círculos sociales, del consumismo, de que 'eres lo que tienes'.
Pero realmente lo que hace a una persona vacía es el MIEDO; miedo de no ser aceptados, miedo de no alcanzar los estándares que el medio nos exige; miedo a la luz que hará ver nuestras manchas; miedo a que el tamaño de los demás nos haga sentir y ver pequeños; miedo de no saber, porque el que maneja información, maneja el mundo; miedo a quedarnos a solas con nosotros mismos y a oscuras: porque es aterrador darnos cuenta que en nuestro interior suena un gran silencio, nos alcanza el fétido aroma de la basura sin sentido acumulada bajo nuestros pliegues, y nos da vértigo subir en caida libre tan aceleradamente.

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